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Traducido de Spartakist No. 224 (primavera de 2022), periódico del Spartakist-Arbeiterpartei Deutschlands, sección alemana de la LCI.


La izquierda reformista está en una enorme crisis. Desde el estallido de la guerra en Ucrania, la burguesía alemana se ha comprometido totalmente con la campaña bélica de la OTAN contra Rusia. El envío de ayuda militar a Ucrania y el aumento masivo del presupuesto militar representan un cambio político importante para Alemania. Die Linke [Partido de Izquierda], el Partido Comunista Alemán (DKP), la Organización Comunista (KO), y grupos seudomarxistas como la Organización Revolucionaria Internacionalista (RIO) y el Partido Marxista-Leninista de Alemania (MLPD) quedaron como venados lampareados. Están estupefactos porque su inveterado pacifismo no concuerda ya con el gobierno. Los lambiscones de la OTAN en la dirección de Die Linke —Gregor Gysi, Bodo Ramelow, Caren Lay y cía.— inmediatamente arremetieron contra todo el que no se alineara con ellos. Quienes quieren todavía aferrarse al viejo programa de Die Linke de “disolución de la OTAN”, como los partidarios de Sahra Wagenknecht, quieren comer pinole y silbar al mismo tiempo. Por un lado, condenan la “guerra de agresión rusa, que viola la ley internacional” y quieren apoyar al gobierno ucraniano, alineándose con la coalición gobernante del Partido Socialdemócrata (SPD), del Partido Democrático Libre (FDP) y de los verdes. Por otro lado, son reacios a simplemente echar por la borda su pacifismo.

La razón de la crisis de los reformistas es simple: durante décadas, sus posiciones “contra el rearme” y “contra el despliegue de la Bundeswehr [fuerzas armadas] en el extranjero” eran compatibles con los objetivos del imperialismo alemán. En un periodo en el que la burguesía no invertía significativamente en la Bundeswehr, la exigencia del “desarme” no sólo le resultaba completamente inofensiva a la burguesía imperialista, sino que también ofrecía una cobertura pacifista a su saqueo económico de Europa. Durante los últimos treinta años, las políticas “pacíficas” del imperialismo alemán se enfocaron en la explotación y la subyugación de los países dependientes de Europa, desde Lisboa hasta Atenas y Riga, mediante la Unión Europea (UE) y el euro, expandiendo su dominio económico y político en Europa al amparo del imperialismo estadounidense. Como apéndice de la OTAN e instrumento del imperialismo alemán, la UE trabajó codo a codo con el imperialismo estadounidense para subyugar a las masas trabajadoras de Ucrania y provocar la invasión rusa.

Ahora, la burguesía ha roto abruptamente su cálida relación con los reformistas. Con su “giro histórico”, la burguesía alemana está haciendo lo posible por aniquilar toda crítica a la OTAN, por timorata que sea, para imponer su campaña bélica. Bajo esta presión, se está trazando en la izquierda una línea de clases, burda y distorsionada, entre aquéllos que asumen una orientación abiertamente pro imperialista y pro OTAN y quienes se niegan a desechar sin más su viejo pacifismo. Estos últimos se encuentran ahora como perros apaleados y no tienen respuestas. Nosotros tenemos una: ¡echar de la izquierda a los partidarios de la UE y la OTAN!

Quienes apoyan abiertamente los instrumentos imperialistas de explotación y opresión no tienen lugar en el movimiento obrero. Los jóvenes y los obreros que realmente quieran combatir al imperialismo deben armarse con un programa revolucionario. Para conquistar una paz duradera, el imperialismo debe ser derrocado mediante la revolución obrera. La lucha por echar de la izquierda a los partidarios de la UE y la OTAN nos facilitará a los marxistas la tarea de mostrar a los obreros y los jóvenes que el verdadero obstáculo en la lucha contra el imperialismo no son los amantes de la OTAN, sino el programa pacifista burgués de Wagenknecht, el DKP y cía. Su programa conduce necesariamente a la capitulación ante los partidarios de la OTAN y la UE. Diseminan la mentira de que se puede estar del lado de quienes ondean banderas azules y amarillas y simultáneamente oponerse al envío de armas a Ucrania. No hay un punto medio entre el apoyo al imperialismo vía la OTAN y la UE y el programa de la revolución socialista.

El pacifismo desarma a los obreros, no a la burguesía. Nosotros tenemos una solución revolucionaria. Como escribimos en nuestro suplemento de Spartacist (ver pág. 3): “Sólo hay una salida progresista a la guerra entre Ucrania y Rusia: convertir esta guerra entre dos clases capitalistas en guerras civiles donde los obreros derroquen a ambas clases capitalistas. Hacemos el llamado a los soldados y los obreros de Ucrania y Rusia: ¡Fraternicen! ¡Volteen las armas contra sus explotadores!”. Aquí en Alemania, este programa debe enlazarse a la lucha por la revolución obrera contra el imperialismo alemán.

Leninismo contra pacifismo

El proletariado necesita un movimiento revolucionario contra la guerra y el imperialismo. Para ello es necesario, como lo enseñó la Internacional Comunista revolucionaria de Lenin y Trotsky, “demostrar sistemáticamente a los trabajadores que sin la liquidación revolucionaria del capitalismo, ningún tribunal de arbitraje internacional, ningún debate sobre la reducción de armamentos, ninguna reorganización ‘democrática’ de la Liga de las Naciones pueden preservar a la humanidad de las guerras imperialistas” (Condiciones de admisión de los partidos en la Internacional Comunista, 1920).

Ilusiones en un imperialismo pacífico

En lugar de ello, Wagenknecht quiere vender a la clase obrera la posición de Die Linke por la “disolución de la OTAN” como programa contra la guerra. Como el DKP, Wagenknecht está por un “sistema de seguridad colectiva” con Rusia, una orientación promovida también por el DKP con sus consignas de “¡Paz con Rusia!” y “¡Alemania fuera de la OTAN!”. Desde luego, los revolucionarios nos oponemos a la OTAN, pero el programa de Wagenknecht y el DKP trata de hacer creer a los obreros que el imperialismo alemán sería “más pacífico” si no formara parte de la OTAN, una alianza militar dominada por Estados Unidos, sino de una alianza distinta que incluya a Rusia. Este programa antiestadounidense y nacionalista no es más que un llamado por una orientación estratégica diferente para el imperialismo alemán.

Cualquier política exterior que adopte la burguesía alemana tendrá necesariamente un solo propósito: avanzar sus intereses de clase, es decir, la explotación de la clase obrera y la subyugación de otras naciones. Como enfatizó Lenin en El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916): “Las alianzas pacíficas preparan las guerras y, a su vez, surgen de las guerras, condicionándose mutuamente, dando lugar a una sucesión de formas de lucha pacífica y no pacífica sobre un mismo terreno de vínculos imperialistas y de relaciones recíprocas entre la economía y la política mundiales”. Una alianza entre el imperialismo alemán y Rusia sería tan reaccionaria como la actual alianza transatlántica.

Aunque la visión de Wagenknecht y el DKP de una alianza con Rusia no es más que una noción vaga de lo que podría pasar en un futuro incierto, el grueso de la izquierda está capitulando a la alianza supuestamente “pacífica” mediante la cual la burguesía alemana afirma sus intereses actualmente: la UE. Quien quiera luchar contra el imperialismo debe acoplar la oposición a la OTAN con la oposición a la UE. Al contrario, en sus principales consignas sobre la guerra en Ucrania, muchos grupos reformistas como Marx21, RIO y el DKP se oponen a la OTAN, pero no a la UE. Así, siembran la ilusión de que el saqueo económico “pacífico” que lleva a cabo el capital financiero alemán mediante la UE es “progresista”, en contraste con la alianza “militarista” de la OTAN.

Por supuesto, RIO, el DKP y algunos “críticos de izquierda” al interior de Die Linke siempre enfatizan que “se oponen” a la UE. El DKP la caracteriza como un “instrumento del imperialismo alemán” y RIO critica la expansión de la UE hacia el este; para Wagenknecht, la UE es “neoliberal”, y llama por una alianza distinta para el imperialismo alemán. Lo que todos ellos tienen en común es que se oponen a la UE debido a las políticas reaccionarias de ésta, pero no porque se opongan por principio al imperialismo alemán y a todas las alianzas imperialistas. Esto es simplemente una crítica reformista al imperialismo. En contraste, los comunistas estamos por la oposición revolucionaria a la UE, basada en la oposición al imperialismo: ¡Abajo la UE y el euro! ¡Por los estados unidos soviéticos de Europa, reunidos sobre una base voluntaria!

Todos los reformistas levantan consignas como “¡No a la guerra!” y algunos también llaman por “negociaciones” y por un cese al fuego. Como observó el historiador militar Clausewitz, “la guerra es una mera continuación de la política por otros medios”, es decir, una continuación de las políticas de las potencias beligerantes y sus clases dominantes. Como decimos en nuestro suplemento: “Ningún cese al fuego o acuerdo de paz entre los ladrones capitalistas solucionará las causas de la guerra. Todo acuerdo de ese tipo necesariamente estará dirigido contra los obreros en Rusia y Ucrania y preparará el terreno para el siguiente conflicto sangriento”.

Un ejemplo particularmente patético de este tipo de fe en la diplomacia imperialista es el apoyo del DKP al tratado de Minsk como alternativa “pacífica” a la guerra y sus lloriqueos sobre su infracción. El tratado de Minsk reflejaba los designios del imperialismo alemán para Ucrania y Rusia. Se negoció bajo la dirección de la ex canciller Angela Merkel y su ministro del exterior Frank-Walter Steinmeier con el fin de mantener a Ucrania dentro de la esfera de influencia de los imperialismos alemán y estadounidense. Apoyar la “paz” del tratado de Minsk significa apoyar los objetivos del capital financiero alemán.

“Desarme”

Todos los grupos reformistas están contra el rearme de la Bundeswehr y exigen, por ejemplo, “¡Miles de millones para la salud, la educación y el clima, no para la guerra!”. RIO (de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional, FT-CI) también exige: “¡Abolir la Bundeswehr!”. Pedir a los imperialistas que se “desarmen” o que abolan su propio ejército es completamente utópico; los imperialistas alemanes, como cualquier clase dominante, necesitan su ejército para mantener su dominio de clase y para imponer sus intereses dentro y fuera del país. El llamado de los reformistas por una lucha “contra el rearme” dentro del marco del capitalismo también es reaccionario, pues engaña a los obreros y los oprimidos con la falsa esperanza de una paz duradera bajo el capitalismo.

Como los bolcheviques–leninistas explicaban en la década de 1930:

“Sin la menor confianza en los programas capitalistas de desarme o de limitación del armamento, el proletario revolucionario se plantea un solo interrogante: ¿en manos de quién están las armas? Cualquier arma en manos de los imperialistas está dirigida contra las naciones débiles, contra la clase obrera, contra el socialismo, contra la humanidad. El único medio de liberar a nuestro planeta de la opresión y la guerra es que las armas estén en poder del proletariado y de las naciones oprimidas”.

—Trotsky, “Declaración al Congreso contra la Guerra de Ámsterdam” (julio de 1932)

La campaña por el desarme es una campaña para que el imperialismo alemán adopte un presupuesto distinto. ¿Puede impedirse la guerra así? No, obviamente no. No fue el rearme imperialista lo que causó dos guerras mundiales, sino las contradicciones irreconciliables del sistema capitalista. El imperialismo no es una política reaccionaria de armamentismo e intervención militar que pueda ser remplazada por una política mejor y más progresista (como financiar la educación) dentro del marco del capitalismo. Los imperialistas ajustan sus presupuestos militares según sus necesidades respectivas. El imperialismo es un sistema mundial en el que el planeta ha quedado completamente dividido entre los monopolios y un puñado de potencias capitalistas como Estados Unidos, Alemania y Japón. Esto significa rivalidades interimperialistas cada vez más agudas y la lucha continua entre estos bandidos para redividirse el mundo, lo cual necesariamente conduce a nuevas guerras imperialistas si no son detenidos por revoluciones obreras.

Así como la modificación del presupuesto del gobierno capitalista no puede traer la paz, tampoco puede satisfacer las necesidades de la clase obrera, ya sea en educación, salud o cualquier otro rubro. ¡Desde luego, las escuelas y hospitales decrépitos requieren inversiones masivas! Pero esto no puede lograrse sobre la base del programa reformista de manipular los números en los presupuestos de los capitalistas.

“Movimiento por la paz”

El DKP se ha dado cuenta de que el actual movimiento por la paz se está movilizando abiertamente por el envío de armas a Ucrania...y contra ello llama por la construcción de un movimiento a la imagen del que existió en las décadas de 1970 y 1980. Entonces, como ahora, el programa de los reformistas de construir un movimiento para conseguir la paz dentro del marco del capitalismo está completamente en bancarrota y es un callejón sin salida para el proletariado. A iniciativa del canciller Helmut Schmidt, del SPD, los imperialistas estadounidenses decidieron a finales de 1979 colocar misiles de alcance medio en Europa Occidental, capaces de transportar ojivas nucleares, dirigidos directamente contra la Unión Soviética y Alemania Oriental. Los trotskistas intervinimos en ese entonces con la línea: “¡Aplastar a la OTAN! ¡Defender a la Unión Soviética!”.

A muchos obreros y jóvenes les preocupaba, con razón, que los imperialistas lanzaran una guerra nuclear. Sin embargo, el movimiento alemán por la paz, dirigido por los verdes, las iglesias y sectores del SPD con sus apéndices reformistas, canalizó estos temores hacia el antisovietismo nacionalista y el apoyo a un papel más independiente de la Alemania Occidental imperialista. Este programa burgués estaba en contra de las armas nucleares soviéticas y por la contrarrevolución capitalista. Como revolucionarios, estábamos entonces y seguimos estando hoy por el mejor armamento posible —incluyendo armas nucleares— para los estados donde el capitalismo ha sido derrocado, a pesar de que el poder político está en manos de burocracias estalinistas antirrevolucionarias. Estábamos por la defensa militar incondicional de la Unión Soviética y por la revolución política proletaria contra los estalinistas. Hoy, éste es también nuestro programa para China y los demás estados obreros deformados que aún quedan.

Wagenknecht y toda la izquierda reformista resumen una de las principales “lecciones del fascismo y de la historia alemana” para la clase obrera como: “¡Guerra, nunca más!”. Quieren construir su movimiento por la paz en torno a esta consigna. ¡Qué fraude! Jamás se logró nada mediante la oposición pacifista a las dos guerras mundiales imperialistas. Hay una lección fundamental de las dos guerras mundiales para el proletariado, en la que tanto los bolcheviques como los fundadores del Partido Comunista Alemán, Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, insistieron: la única manera de hacer realidad la consigna de “guerra, nunca más” es mediante la revolución obrera contra la asesina burguesía alemana.

“¡Tropas rusas fuera de Ucrania!”, una consigna de la OTAN

“La alianza apela al presidente Putin a detener esta guerra inmediatamente, retirar todas sus fuerzas de Ucrania sin condiciones y emprender una diplomacia genuina”. ¿Qué alianza es ésta? ¿Acaso la “alianza antiguerra” de RIO o la de otros seudotrotskistas y el maoísta MLPD? No precisamente. La cita viene en realidad de la OTAN (“NATO’s Response to Russia’s Invasion of Ukraine” [Respuesta de la OTAN a la invasión rusa de Ucrania], www.nato.int, 8 de abril). Llamar por “¡Tropas rusas fuera de Ucrania!” significa adoptar la principal exigencia de la OTAN. En la guerra actual, esta consigna significa estar por la victoria del reaccionario gobierno ucraniano contra Rusia. Zelensky y su régimen, esos títeres de los imperialistas, no sólo actúan como el ariete contra Rusia en el flanco oriental de la OTAN, sino que también pisotean los derechos nacionales de la minoría rusa y rusoparlante en el este de Ucrania. La victoria del gobierno ucraniano no liberaría a Ucrania, sino que la subyugaría aún más a los imperialistas mediante su adhesión a la UE y la OTAN.

Para encubrir esta línea pro imperialista, estos pacifistas recurren a todo tipo de fórmulas ortodoxas, especialmente la consigna de Karl Liebknecht, “¡El enemigo principal está en el propio país!”. La distorsión pacifista de los revolucionarios espartaquistas Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, que luchaban por el derrocamiento del imperialismo alemán por la clase obrera durante la Primera Guerra Mundial, no es, desde luego, exclusiva de los seudotrotskistas. Pero hace falta mucha desvergüenza para repetir la consigna de Liebknecht y al mismo tiempo marchar bajo el grito de guerra del propio imperialismo. Liebknecht no marchaba bajo el grito de guerra “Jeder Schuss ein Russ’!” [¡Cada tiro, un ruso!], ni exigía la retirada del ejército ruso. Llamaba a la clase obrera de Alemania a apuntar sus armas no al ejército ruso sino a la burguesía alemana.

“¡Ni Putin ni la OTAN!” y “el imperialismo ruso”

Los diversos seudotrotskistas en Alemania están divididos respecto a si Rusia es o no imperialista. En la práctica, ello no presenta ningún obstáculo para su trabajo conjunto en el campo imperialista bajo el grito de guerra de la OTAN. Una consigna con la que todos pueden estar de acuerdo y bajo la cual han marchado en repetidas ocasiones es: “¡Ni Putin ni la OTAN!”. Una vez más, esta consigna se contrapone al programa de Liebknecht, es decir, que el enemigo principal de la clase obrera en Alemania es el imperialismo alemán, no Putin. También traza un signo de igual entre la OTAN, una alianza dominada por los imperialistas, y Rusia, una potencia regional capitalista no imperialista. Esta consigna no es más que una hoja de parra seudoantiimperialista para encubrir que toman lado con el gobierno ucraniano apoyado por la OTAN.

La cuestión de si Rusia es imperialista no es un debate histórico-académico, sino que tiene profundas implicaciones programáticas. Wolfram Klein, el principal teórico del seudotrotskista Sol (sección del CIT, Comité por una Internacional de los Trabajadores), está consciente de ello desde su propio punto de vista pro imperialista. La línea revolucionaria de la LCI lo ha dejado realmente apopléjico: “Si la OTAN o cualquier potencia imperialista entrara directamente a esta guerra, sería obligatorio para todo revolucionario tomar lado militar con Rusia por la derrota de los imperialistas, que son el baluarte principal de la reacción capitalista al nivel internacional” (suplemento de Spartacist).

Para argumentar que Rusia es imperialista, Klein responde: “¿Alemania gobernaba el mundo en 1914 o era una potencia regional? ¿Algún país dominaba el mundo en 1914? Con esa lógica, la Primera Guerra Mundial no fue imperialista, pues fue una guerra entre potencias regionales luchando por obtener la hegemonía mundial (mientras que Gran Bretaña ya había perdido su hegemonía)” (Solidarität, “Der Ukraine-Krieg und die Linken” [La guerra en Ucrania y la izquierda], 9 de abril).

La torcida equiparación que hace Klein entre Putin y el káiser alemán (¡¿por qué no equipararlo con Hitler de una vez?!) es una pura y simple justificación de su capitulación al imperialismo. A diferencia de la Primera Guerra Mundial, una guerra de la OTAN contra la Rusia económicamente atrasada y política y militarmente aislada no sería una guerra interimperialista por un nuevo reparto del mundo, sino una campaña conjunta de los imperialistas para hacer de Rusia un campo de batalla nuclear y bombardearla de vuelta a la Edad de Piedra. En ese caso, Rusia libraría una guerra justificada de defensa contra los imperialistas. Por ello, estaría en el interés de la clase obrera internacional luchar por la derrota de los imperialistas. La guerra reaccionaria de Rusia contra Ucrania tampoco es una guerra por el reparto del mundo, sino una guerra regionalmente limitada en la que Rusia está tratando de llevar a Ucrania de vuelta a su esfera de influencia y oprimirla nacionalmente, contra el esfuerzo combinado de todos los imperialistas por mantener a Ucrania bajo su dominio.

RIO y otras organizaciones no caracterizan a Rusia como imperialista, pero marchan bajo el grito de guerra de la OTAN y al lado de quienes consideran que Rusia es imperialista: Sol, Alternativa Socialista, el MLPD y cía. Le preguntamos a RIO y a todos los que se autoproclaman “antiimperialistas”: en caso de una intervención militar de la OTAN contra Rusia, ¿estarán por la derrota del imperialismo y por la defensa militar de Rusia?

La “Brigada Karl Marx” de RIO para Zelensky

En otro intento desesperado de cubrirse con el manto del “antiimperialismo”, la mayoría de los reformistas, como RIO, se opone tanto a las sanciones imperialistas contra la Rusia capitalista como a la entrega de armas a Ucrania. La Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI) y los pablistas del “Secretariado Unificado” (ISO en Alemania) están por el envío de armas. Haciendo eco al gobierno SPD-verdes-FDP y a la posición pro OTAN de la dirección de Die Linke, estos socialchovinistas consecuentes exponen la contradicción de los pacifistas más “críticos” en torno a Die Linke. Chillan: quien agite por Ucrania y por la derrota del ejército ruso no puede al mismo tiempo oponerse al envío de armas. ¡Y así es!

RIO habla de la necesidad de un “programa independiente contra la invasión rusa y la intervención imperialista de la OTAN”, queriendo dar la impresión de que no está del lado de los imperialistas y sus títeres. La grandilocuencia seudoleninista de RIO y cía., su oposición al envío de armas, su palabrería de “resistencia popular” y de “movilización independiente” de la clase obrera ucraniana contra Rusia, todo ello es simplemente una cobertura para su apoyo a la victoria del gobierno ucraniano, respaldado por la OTAN, contra Rusia. RIO simplemente se opone a marchar bajo el mando directo de Zelensky, lo que significa que la clase obrera debería formar su propia “Brigada Karl Marx” y disparar al lado del ejército ucraniano y el fascista regimiento Azov contra el ejército ruso.

En contraste, nosotros estamos por el derrotismo proletario revolucionario de ambos lados. La clase obrera ucraniana debe luchar contra el gobierno ucraniano, junto con sus hermanos de clase en Rusia, quienes deben luchar por el derrocamiento revolucionario de la burguesía rusa. Los seudotrotskistas de RIO y cía. no tienen nada que ofrecer a la clase obrera en Ucrania ni en Rusia, ni tampoco a la clase obrera alemana, salvo la subordinación a la OTAN.

¿Deben los obreros tomar el lado de Rusia?

Sectores del DKP y una minoría de su escisión, la Organización Comunista, toman el lado de Rusia. En el contexto de la campaña antirrusa y pro OTAN —y en contraste con la izquierda que marcha bajo el grito de guerra de la OTAN, “¡Tropas rusas fuera de Ucrania!”— esta posición podría parecer “antiimperialista”. No es así. La única forma de derrotar al imperialismo de una vez por todas es mediante la revolución socialista internacional. En vez de luchar para ganar a los obreros de Alemania, Rusia y Ucrania a este programa, estos elementos desmoralizados ponen todas sus esperanzas en el ejército de la burguesía rusa.

Una victoria rusa simplemente perpetuaría el ciclo de reacción en toda la región. Una revolución obrera victoriosa en Ucrania o Rusia, en cambio, daría un verdadero golpe a los imperialistas e inspiraría a los obreros de todo el mundo a barrer con sus propios gobernantes capitalistas.

Un programa revolucionario contra el imperialismo y la guerra

Quienes no quieran solamente perorar frases seudoortodoxas dentro del campo de su propio imperialismo, sino luchar realmente contra el imperialismo, deben hacerlo sobre la base de un programa revolucionario para la liberación de la clase obrera. El Spartakist-Arbeiterpartei Deutschlands, sección de la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista), lucha por construir un movimiento revolucionario contra la guerra sobre la siguiente base:

  • ¡Echar de la izquierda a los partidarios de la UE y la OTAN!

  • ¡Abajo todas las sanciones y embargos imperialistas contra Rusia! ¡Por acciones obreras contra el envío de armas al gobierno ucraniano!

  • Obreros ucranianos y rusos: ¡Fraternicen! ¡Volteen sus armas contra sus propios gobernantes!

  • En vez de pacifismo y desarme: ¡Ni un hombre, ni una mujer, ni un centavo al ejército imperialista! ¡Desarmar a la burguesía, armar a la clase obrera!

  • ¡Por el derrocamiento del imperialismo alemán mediante la revolución obrera!

  • ¡Abajo la UE y la OTAN! ¡Por los estados unidos soviéticos de Europa, reunidos sobre una base voluntaria!

  • ¡La ley internacional es la ley de los imperialistas! ¡Abajo la ONU, guarida imperialista de ladrones!

  • ¡Por la defensa militar incondicional de los estados obreros deformados de China, Corea del Norte, Vietnam, Laos y Cuba contra el imperialismo y la contrarrevolución! ¡Por la revolución política proletaria contra la burocracia estalinista!

  • ¡Romper con el SPD y Die Linke! ¡Por un partido obrero revolucionario multiétnico que luche por un gobierno obrero! ¡Reforjar la IV Internacional, partido mundial de la revolución socialista!