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El siguiente es un fragmento de las Tesis de Oriente, aprobadas en 1922 por el IV Congreso de la Internacional Comunista (IC). Estas tesis establecen de manera contundente las tareas de los comunistas en los países sojuzgados por el imperialismo.

La negativa de los comunistas de las colonias a participar en la lucha contra la opresión imperialista bajo el pretexto de la “defensa” exclusiva de los intereses de clase es la consecuencia de un oportunismo de la peor especie que no puede sino desacreditar a la revolución proletaria en Oriente. No menos nociva es la tentativa de apartarse de la lucha por los intereses cotidianos e inmediatos de la clase obrera en nombre de una “unificación nacional” o de una “paz social” con los demócratas burgueses. Dos tareas fundidas en una sola incumben a los partidos comunistas coloniales y semicoloniales: por una parte, lucha por una solución radical de los problemas de la revolución democrático-burguesa cuyo objeto es la conquista de la independencia política; por otra parte, organización de las masas obreras y campesinas para permitirles luchar por los intereses particulares de su clase, utilizando para ello todas las contradicciones del régimen nacionalista democrático-burgués. Al formular reivindicaciones sociales, estimularán y liberarán la energía revolucionaria que no encontraba salida en las reivindicaciones liberales burguesas. La clase obrera de las colonias y semicolonias debe saber firmemente que sólo la ampliación y la intensificación de la lucha contra el yugo imperialista de las metrópolis pueden asignarle un papel dirigente en la revolución y que la organización económica y política y la educación política de la clase obrera y de los elementos semiproletarios son los únicos que pueden aumentar la amplitud revolucionaria del combate contra el imperialismo.

—Internacional Comunista, “Tesis generales sobre la cuestión de Oriente” (1922)